Capítulo Treinta y tres: Ignórale.

Narra Jessica.

- ¿Es que no piensas levantarte? –abrí los ojos poco a poco para encontrarme con mi madre en mi habitación.- Cuando eras pequeña siempre te despertabas la primera y corrías a ver qué había para ti bajo el árbol.-dijo sentándose en la cama. Sonreí al recordarlo.

- Pues vamos a ver si este año hemos sido buenas para tener un regalo.-dije saliendo de la cama. Ambas bajamos las escaleras hasta el salón.

Había tres paquetes: dos con mi nombre y uno con el de mi madre que yo misma había colocado allí antes de irme a dormir la noche anterior. Cada una cogió lo suyo y yo esperé a que mi madre lo abriera. Era un pañuelo de seda, de esos pintados a mano que llevaba queriendo desde hacía mucho tiempo. Me abrazó y besó mi mejilla, dándome las gracias. Abrí primero una caja cuadrada: unas zapatillas nike, azul claritas.

- ¡Me encantan, son preciosas! –dije y la abracé.- Pero no hacía falta que me hicieras dos regalos.-comenté cogiendo el otro paquete.

- Ese no es mío.-fruncí el ceño mirándola. Quité el papel de regalo y me encontré con un sobre y otro paquete envuelto. Cogí el sobre y saqué la nota que había dentro.

Parece ser que sí has sido una niña buena y hay un pequeño regalo para ti. Gracias por este tiempo juntos, te quiero.

P.D.: Que sepas que me estás volviendo un cursi. ¡Yo era el Bradford Bad Boy!

Narra Liam.

- No es justo.-dije.- Has hecho trampas.-me crucé de brazos mientras ella depositaba el dinero en la mesa para pagar la cuenta.

Al final, ella había terminado ganando la apuesta. Con trampas, eso sí. Se había pasado toda la hora sentada a mi lado, provocándome y claro, uno termina cayendo quiera o no.

- No es mi culpa que seas tan débil.-dijo levantándose de la mesa, posando sus labios sobre los míos.

- Es tu culpa.-protesté. Ella rió y cogiéndome de la mano, salimos de allí. Paseamos un rato por las calles de la ciudad, a pesar del frío, no se estaba mal.

- Lo que me faltaba.-bufé. Justin se acercaba a nosotros con una sonrisilla en su cara que no me gustaba nada. Ella apretó más mi mano.

- Ignórale.-me susurró y besó mi mejilla. Nos cruzamos con él. Intenté hacerla caso pero fue superior a mis fuerzas que él se quedara descaradamente mirándola y soltara un silbidito. Nadie iba a comerse con la mirada a mi novia.

Narra Gianna.

- ¿Ya lo has pillado? –preguntó burlón. Le dí un golpe en el brazo riendo y él se quejó.- Eh, una persona normal no agrede a su novio.

- No soy una persona normal, deberías saberlo.-le saqué la lengua.

- ¿Y cómo narices he acabado yo con una rarita? –dijo mientras me ayudaba a ponerme la pulsera. Me encogí de hombros.

- Fuiste tú el que insistía en salir conmigo.-respondí.

- Touché.-dijo y ambos reímos antes de besarnos.

- ¿Sabes? –dije mientras caminábamos de camino a mi casa, cogidos de la mano.- Si alguien me dice hace un par de meses que íbamos a acabar así, me hubiera reído en su cara.

- En realidad creo que le hubieras partido la cara.-dijo riendo.- “¿Yo? ¿Con Styles? ¿Ese capullo engreído? ¡Ni en un millón de años! –intentó imitar mi voz.

Narra Nialler.

Se suponía que en estos días todo el mundo estaba feliz, sonriente y pasándolo bien con sus seres queridos pero para mí estaba siendo todo lo contrario. No recuerdo una Navidad peor en mi vida. No aguantaba más esta situación así que, aunque fuera el día de Navidad, después de comer, me di una ducha y tras vestirme y coger el abrigo, salí en dirección a su casa. No tenía ni idea de qué iba a decirle. Ya me saldría algo cuando la tuviera delante. Caminé a paso ligero para llegar cuanto antes, llamé al timbre y esperé unos segundos y fue su madre la que abrió la puerta.

- Buenas tardes, señora Evans. ¿Puedo ver a Rebecca? Necesito hablar con ella, es importante.-repetí una vez más. Había perdido la cuenta de las veces que había dicho esas palabras en los últimos días.

- No está, lo siento Niall.-dijo intentando cerrar la puerta. Se lo impedí con la mano.

- No me mienta, sé perfectamente que está en casa.-dije serio.- Por favor, tengo que verla.-

- Ya te he dicho que no está.-insistió.

- Déjalo mamá.-la vi aparecer detrás de su madre.- Hablaré con él.

Narra Taylor.

Noté cómo se ponía tenso cuando desafortunadamente nos cruzamos con Justin.

- Ignórale.-susurré besando su mejilla después. Algo que no funcionó porque al escuchar un silbido de la boca de Justin, Liam se giró inmediatamente, encarándole.

- ¿No te quedó claro el otro día o qué? –le dijo.

- ¿De qué hablas? –estaba haciendo lo mismo que la vez anterior: hacerse el loco para intentar sacar de sus casillas a Liam. Algo difícil que solo él había logrado.

- No quiero que la vuelvas a mirar, ¿me entiendes?

- ¿Qué me vas a hacer? ¿Vas a volver a pegarme? –ambos estaban frente a frente, prácticamente pegados. Agarré el brazo de Liam intentando hacer que retrocediera.

- No merece la pena, Liam, vámonos.-dije pero Liam seguía sin moverse.

- Haz caso a tu novia, Payne. Será mejor que te vayas a no ser que quieras que deje mi puño en esa preciosa cara.-dijo Justin riendo mientras seguía su camino.

- Es un capullo, lo voy a.-empezó a decir. Me coloqué rápidamente delante de él para evitar que saliera detrás de Justin.

- Liam, mírame.-cogí su cara con mis manos y me puse de puntillas.- Pasa de él, es lo mejor.

- Pero.-puse mis labios sobre los suyos, haciéndole callar.

Narra Harry.

- ¿Y tú qué? –dijo ella tras mi burla.- Seguro que dirías algo como.-carraspeó un poco antes de imitarme.- ¿Yo? ¿Con esa niña estúpida e inaguantable? ¡Ni aunque fuera la última mujer en la tierra! –intentó poner mi voz y reí.

- Eh, yo nunca he dicho que fueras estúpida e inaguantable.

- Pero lo pensabas.-dijo.

- ¿“aba”? ¿En pasado? Yo creo que lo sigo pensando.-bromeé.

- ¡Capullo! –me gritó dándome un golpe.

- Me adoras.-le saqué la lengua.

- Te odio, no te equivoques.

- ¿Segura? –la acerqué a mi agarrándola de la cintura, dejando su boca a escasos milímetros de la mía.

- Segurísima.-dijo desviando la vista ligeramente a mis labios. Sonreí.

Narra Rebecca.

Escuché su voz, hablando con mi madre, intentando entrar para verme. Por el tono que estaba usando supe que no habría nada ni nadie que le detuviera en su propósito así que, decidí acabar con todo esto de una vez.

- Hablaré con él.-dije poniéndome al lado de mi madre.- Fuera mejor.-indiqué y cerré la puerta a mis espaldas. Caminé unos pasos más allá de mi casa y él me siguió.- ¿Y bien? ¿Qué querías?

- ¿Cómo que qué quiero? –preguntó él, algo enfadado.- Quiero saber qué narices he hecho para que estés así conmigo. Todo iba bien y de repente no me hablas.

- ¿Me vas a explicar quien es realmente Natalie? –vi una pequeña sonrisa formarse en su cara.

- Las chicas tenían razón, es por Natalie.-me molestaba que estuviera prácticamente riéndose.- Natalie es una amiga de toda la vida, la conozco desde que tengo uso de razón y nos vemos cada vez que voy a Mullingar, ¿cuál es el problema?

- El problema es que creo que no es solo tu amiga. La forma en que os mirabais…Pasó algo entre vosotros, ¿no?

- ¿Y qué más da eso? Estoy o bueno, al menos, estaba, contigo.-dijo tranquilamente.

- Quiero saberlo.-insistí y él soltó un suspiro.

Narra Zayn.

Volvimos de Bradford después de comer, así que sobre las seis de la tarde estábamos entrando de nuevo en Doncaster. Llegamos a casa y después de subir la pequeña mochila con ropa que me había llevado, salí para hacerla una visita. Su madre, como siempre, fue la que me recibió y me indicó que Jess se encontraba en su habitación. Tras saludarla, subí las escaleras. La puerta estaba un poco abierta, me asomé y la vi tumbada en la cama, escuchando música así que descarté llamar a la puerta porque no me escucharía. Me acerqué cuidadosamente y me senté en la cama, ella se giró asustada y reí.

- Hola.-sonreí y besé sus labios.

- ¿Cuándo has llegado?

- Ahora mismo. Veo que te ha gustado mi regalo.-dije cogiendo el león de peluche que tenía sobre la cama. Sí, algo cursi pero era su película favorita cuando era pequeña y además, adoraba los peluches, supuse que sería un buen regalo.

- Es muy mono, Bad Boy.-dijo y reímos.- Lo que me recuerda que tengo algo para ti.-abrió el cajón de su mesilla y me entregó una caja. Le quité el papel de regalo. Era un marco de fotos digital.- He metido unas cuantas yo, añade las que quieras.-dijo encendiéndolo. Al instante, salió una foto nuestra y después una de todos, de la noche de su cumpleaños.

- Es genial.-sonreí.

- Aun no has visto lo mejor…-pulsó un botón.- Tachán, también es despertador.-rió.- Así no llegarás tarde a clase.

Narra Destiny.

- ¿Seguro que lo llevas todo? –preguntó de nuevo mi padre.

- Que sí.-respondí.- Además, si se me olvida algo, en dos semanas vuelvo y lo recojo.

Salimos del piso donde vivía mi padre en Londres y montamos en su coche, en dirección a la estación de tren. Aparcó y me llevó la maleta hasta dentro a pesar de mi oposición a que lo hiciera.

- Siento mucho no poder llevarte, de verdad.

- No te preocupes, en tren no se tarda nada.-sonreí y le abracé. Hoy no podía llevarme porque tenía una importante cita de trabajo en menos de una hora.

- Llámame cuando llegues.-pidió.-

- Lo haré.-besé su mejilla. Por megafonía anunciaron mi tren que estaba a punto de salir.- Adiós, papá.-volvi a abrazarle y cogí la maleta.

- Ah, recuérdale a Louis que si te hace daño se las verá conmigo.-reí asintiendo con la cabeza.

Me subí al tren y escogí un asiento al lado de la ventanilla, me puse los cascos y a mirar por la ventana mientras jugueteaba con el colgante que me había regalado por navidad: mi nombre en plata y por detrás, grabado en la “D” su nombre. Sonreí. Tenía ganas de verle.

Narra Louis.

- ¿Vas a ir a recogerla? –preguntó mi madre al pasar por mi habitación. Estaba terminando de vestirme. Asentí con la cabeza abrochándome la camisa.- Podías traerla a cenar esta noche.-la miré.

- Mamá no creo que…

- Vamos, hijo, ha cenado aquí mil veces.-sonrió.- No creo que sea un problema.-resoplé.

- Está bien, se lo diré.-cogí el móvil, las llaves del coche y salí de casa.

Me monté en el coche y quince minutos después estaba en la estación mirando el panel de las llegadas. Unos minutos después escuché las ruedas de una maleta y pasos acercándose a mí, levanté la vista del móvil y la vi venir hacia mí. Sonreí y fui a su encuentro. La levanté unos centímetros del suelo, abrazándola por la cintura.

- Prohibido estar tantos días sin vernos.-dijo mirándome.

- ¡Pero si has sido tú la que te has ido! –protesté y ella rió antes de posar sus labios sobre los míos.- Te he echado de menos.-confesé al separarnos, haciendo que su sonrisa se hiciera más grande.

- Y yo a ti.-me besó de nuevo y fuimos hasta el coche, mientras me contaba qué tal habían estado sus días en Londres.

¡Hola! Siento haber subido después de más de una semana pero no he tenido tiempo, además ayer estuve todo el día haciendo un video de los chicos para hoy y al final no me ha dejado ni guardarlo así que ni lo puedo subir ni nada...En fin, espero que os haya gustado el capítulo, los gifs de hoy no tienen nada que ver con lo que pasa pero no he podido resistir la tentación de ponerlos. Supongo que estamos todas igual de ajsvfcghsadfvchgsdvfhcs con el video. Nada más por hoy, subiré lo antes posible. Muchisimas gracias. 

Love,

Sarai.

 3YearsAgo. Directioner till the infinite and beyond. 23Julio2010.